"Acaba de ser aprobada la norma básica de gestión de población reclusa en la asamblea general de la Confederación."
Así reza el mensaje recibido en todos los dispositivos conectados a la Confederación. Bueno, básicamente, todos los dispositivos, salvo los que están en blackNet, aunque esos dispositivos ya sabían lo que venía, ventajas de la blackNet.
¡Vaya eufemismo! En realidad se acaba de aprobar una norma que básicamente condena a muerte a toda la población que está en la cárcel por algún motivo (o que vaya a ingresar en prisión). Aunque no hemos llegado aquí de la noche a la mañana este paso, aunque esperado, ha sido un cubo de agua fría para muchos de nosotros. Hace tiempo que los problemas de población del planeta impactaron casi cualquier tipo de organización.
Para empezar, se implantaron políticas de gestión de la población, otro eufemismo para el control de natalidad. Pero el envejecimiento de la población hizo la medida insostenible a nivel económico. Además los problemas de sobrepoblación afectaban a los recursos. A pesar de todos los avances en agricultura, las mejoras energéticas, que nos podemos considerar una civilización próxima al 1 en la escala de Kardashov, los recursos escaseaban y el mercado sumergido se convirtió en un problema casi insalvable. Las tres grandes Supranaciones no consiguen controlar el mercado negro, los que (mal)viven en la Zona Franca hace tiempo que no llegan ni a subsistir.
Como ya sabemos, la colonización espacial es un privilegio de unos pocos elegidos, debido a nuestras limitaciones en el desarrollo de los viajes interestelares. Después, tal como anticiparon novelas de ciencia ficción del siglo XX de autores como William F. Nolan o Harry Harrison, vino la propuesta de controlar a la población viva. Tras comprobar que los procesos de criogenización no eran válidos y los tejidos sufrían de forma irremediable (con algún episodio lamentable de reanimación semi-fallida) se iniciaron programas incentivados de reciclaje. Grandes corporaciones han dedicado esfuerzos a ofrecer una terminación que permita una reintegración en el sistema y en la cadena trófica, con resultados limitados aunque muy satisfactorios según ellos, y con una potencial escalada de disturbios en un sistema que ya está saturado de disturbios debido a la escasez de recursos.
Los disturbios se incrementaron y la población reclusa se disparó. También hubo quién cometió delitos menores para ingresar en prisión. Era una forma sencilla de conseguir cierta seguridad (y alimentos). El resto de la población ha estado protestando ya que los reclusos tienen ciertas garantías y acceso a recursos que el resto de la población no tiene. Han surgido grupos de presión pidiendo reducir la población reclusa... de forma drástica.
Ahora la medida ha sido aprobada en el consejo de gobierno de las Supranaciones y en la asamblea general de la Confederación. En algunos sitios se ha empezado a ejecutar de sumariamente a ciertos reclusos, en otros sitios se han organizado motines y reclusos han tomado el control de las cárceles, pero eso es simplemente un siucidio lento, nadie va a mover un dedo por los que hayan quedado atrapados en los motines.
No sabemos que pasará en la Zona Franca.
Esta historia breve intenta únicamente traer a la luz un debate continuo cada vez que hay un crimen que la población (alta y hábilmente manipulada por los medios de comunicación) considera tan deleznable, tan categoricamente horrible que considera que se debe aplicar la cadena perpetua (o, si dejamos tiempo en las tertulias de bar, la pena de muerte o la ley del talión). Todo lo que sea para pretender, en vez de atajar el problema, buscar un parche a la situación.