Pues sí. En ruta. Y no debería sonar mal visto el percal inicial. La semana pasada me tocó hacer de anfitrión y recibir a gente para la reunión en vez de irme yo a Estocolmo o a cierto país asiático. Así que, no me quejo. Eso si, esta semana me noto los niveles de socialización bajo cero. Ya verás.
He acabado el libro de “La chica del tren”. Rápido de leer, algo evidente en ciertas partes, pero aún así me ha tenido una semana (aunque con un parón de más de una semana, que este otoño noto el cansancio acumulado) a tope con el libro. ¡Qué malos que somos los hombres! ¡Hasta dónde puede llegar la obsesión, o cuánto cuesta asimilar ciertas situaciones! No se, quizás no he estado en una situación parecida, al menos recientemente, pero... cuánto cuesta?...
He acabado el libro de “La chica del tren”. Rápido de leer, algo evidente en ciertas partes, pero aún así me ha tenido una semana (aunque con un parón de más de una semana, que este otoño noto el cansancio acumulado) a tope con el libro. ¡Qué malos que somos los hombres! ¡Hasta dónde puede llegar la obsesión, o cuánto cuesta asimilar ciertas situaciones! No se, quizás no he estado en una situación parecida, al menos recientemente, pero... cuánto cuesta?...
Suena “You want a battle? (Here’s a war)” de BFMV
Como he acabado el libro y yo necesito lectura en los viajes, comienzo “El día de los trífidos”. Mira que tengo una larga lista y, además, he empezado el libro 1 de la Saga de Chanur, pero me ha dado por ahí. Espero ser mas regular en la lectura de este libro. Por cierto, lo primero que me ha llamado la atención, quizás por el marcado contraste, es la diferencia de tono en el relato de las relaciones entre hombre y mujer en un libro escrito hace nada (2015 - La chica del tren) y otro escrito hace mas de 50 años (1951 - El día de los trífidos). El sexo, el trato, la posición de la mujer... todo. Abismal la diferencia. Ahora estoy intentando visualizar como era ese mundo descrito por Wyndham, un Londres más allá del año 51, pasados los efectos de la Segunda Guerra Mundial, pero con una visión de los años 50. Leyendo el libro, los problemas que afronta una sociedad especializada hasta el extremo, me hubiera gustado ver como Wyndham habría tratado el tema de la dependencia tecnológica que tenemos en la actualidad. Cómo hemos de re-ganar el conocimiento, aprender tareas "básicas" de subsistencia, agricultura, maquinaria, cuidados médicos básicos... ¿por cuánto tiempo duraran las reservas de un mundo en una crisis como la que plantea el libro? Mucho de lo que tenemos es perecedero (lo primero que faltaría sería la electricidad para mantener la comida y similar) pero otras cosas no. Tenemos mucho conocimiento en papel, pero en un mundo con una dependencia tan absurda como tenemos hoy en día en la electricidad, ¿qué pasaría?
Suena “Over the hills and faraway” de Nightwish