jueves, 9 de septiembre de 2010

Algiers (por fin!)


Como introducción decir que esta entrada debería haber sido tres, y escrita desde allí. Al final, quedaron en unas notas para escribir después (efectivamente, la conexión a internet desde el hotel era una quimera) y en un tiempo para escribir que no llegaba. Al final, me he decidido a escribir esta entrada de forma más reducida (no habrá comentarios de las reuniones, de la evaluación del riesgo del país... casi nada de curro, vamos), para que no se quede en el olvido.

Allá vamos (o fuimos). Destino: Algiers (Argel). 4 días de reuniones (parece que va a ser mi tónica de trabajo) y después.... después, de vacas. A disfrutar con los míos.

Primera en la frente. Me acerco a las pantallas del aeropuerto y mi vuelo que no aparece. No es que este retrasado... ni estoy mirando mal la hora, no (tampoco es tan temprano). Simplemente no está. Hablo con la de información y me confirma que el vuelo existe (menos mal) pero que no se puede levantar a verificarlo porque está sola (y no se fía un pelo de mi, claro). Le hice una foto para demostrárselo!!! Después, borré la foto.



Hoy (por el 16 de Agosto) me ha costado más que de costumbre levantarme y venir al aeropuerto. Estas emociones me gustan cada vez menos... me estaré haciendo mayor.

El hotel no está mal. Habitación sencilla y funcional, como es normal en los Ibis.


Eso si, parecía una celda. La ventana es minúscula y no se puede abrir, claro que la vista tampoco invita (y si, nos cayó una tromba de agua impresionante).


La entrada, imitando una Jaima, no desentona. El servicio... bueno, digamos que tienen... he decidido censurarlo, tampoco hace falta este dato ahora.


La ciudad me ha sorprendido. He estado en otros países árabes pero Argel tiene un toque diferente. Tiene unos edificios bastante chulos (la zona de las embajadas es impresionante) y algunas construcciones que me recuerdan a Francia (por qué será? :D) en los años 60. Un contraste muy marcado. Por otro lado, la zona del puerto recuerda a Almería o Alicante. Lo dicho, contrastes. La pena es la suciedad. Son unos guarros. Hay basura por todas partes y el olor es nauseabundo.


La forma de conducir merecería una entrada a parte. Están como una cabra. Sirva la música de ambiente para la siguiente lección.



Conducir en Argel se puede traducir en las siguientes reglas:
- Conduce por donde te salga de las narices. Las líneas de la carretera, cuando se ven, son solo de adorno.
- Eso si, es posible que estorbes a alguien. Bueno, pues que pite y te apartas. Así de sencillo.
- Si cabe el coche, tienes hueco (y si no cabe, pues mala suerte) y te puedes meter. Eso quiere decir que, como los carriles son de adorno, si caben 6, mejor que 5, aunque solo haya 2 carriles, que más da, son de adorno!!!
- Las señales de límite de velocidad limitan por abajo... si pone 50, tu tienes que circular al doble... por lo menos.
- Si llueve, corre más. Es mejor. El agua se descompondrá en tamaño molecular al golpear el cristal y no necesitas los parabrisas (al menos, eso dicen).
- Es una bulo conocido que cuando el agua cubre las ruedas y cae con fuerza por la pendiente, pierdes adherencia... al menos, en Argel, no.
- Si el claxon no es suficiente, grita. A ser posible, más que el otro. Y gesticula. Imprescindible.
- Los intermitentes son otro adorno más. La culpa es de los americanos, que cuando inventaron el coche, lo llenaron de adornos, y por extensión, las carreteras.
- Si sobrevives el tiempo suficiente, apúntate a la París-Dakar... tienes opciones!!

PS, La conducción en Argel me sorprendió, pero en el sur de Italia no es mucho mejor. Adelantar en linea continua con un coche de frente en una carretera local es el "pan nuestro de cada día".