lunes, 12 de septiembre de 2016

¿Y si hay una guerra y no va nadie?


"La vieja máxima pacifista pudo salir perfectamente de la boca de Jean Jaurès, político socialista y militante antibelicista francés", aunque yo la estoy aplicando a la situación de a-gobierno que tenemos en España.

Esta mañana nos hemos almorzado la nueva encuesta de Metroscopia, que vamos como vamos. Que si el PP se aprovecha de una abstención de récord (sorprende?), que si el político mejor valorado (Albert Rivera dicen) se vuelve a dejar votos en las esquinas, que si UP mantiene lo que tenía... total, que seguimos en un "cul-de-sac", "dead-end"... o básicamente, más de lo mismo. Otra perla, PSOE, Cuidadanos y Podemos (es qué ya no están unidos, si es que alguna vez lo estuvieron?) votan en la misma dirección el 76% de las veces pero no son capaces de ponerse de acuerdo en lo básico (es que mear dentro del tiesto es difícil, coñe!).

Suena "Desperate times" de Killswitch Engage


Así planteado, lo dicho, ¿por qué no pasamos de votar? Claro, tenemos que partir de la premisa (totalmente teórica e imposible de llevar a la práctica) de que no hay borreguismo electoral, de que no hay (como pasa en todos sitios, desde USA a UK, por poner ejemplos de sistemas electorales curtidos en el tiempo -porque eso de "democracias" lo tenemos que poner entre comillas, por aquello del sufragio universal, segregación racial, etc...-) un número elevado (significativo) de votantes "coloreados" que votarán a sus colores sin importar el candidato, las políticas en cuestión, la situación del país o la suya propia, por el simple hecho de que la política se convierte (como el fútbol) en una cuestión de chaquetas y colores. Bueno, pues supongamos eso. Tenemos 4 (o 10) candidatos junto con un aparato de partido (ya he dicho que descontamos militancias y cosas parecidas de colores y chaquetas) más o menos equilibrado. Vamos a llevarlo al extremo, totalmente equilibrado.

La situación sería graciosa, todos con la misma representación, todos con los mismos escaños (vamos a pasar también de la parte de circunscripciones y distribución de escaños y votos). Al menos en teoría, porque al ser una votación totalmente secreta podemos aventurar algún transfuguismo. Claro que ellos no saben que van a estar solos. No, claro, ellos piensan que sus rebaños de borregos van a ir todos a votar. Pero podemos imaginarnos a alguno votando al de al lado por... no se, porque le apetece, porque está harto de su jefe (que los habrá), porque le gusta el de aquí o la de allá (aunque hay pocas "ellas"). El carácter secreto del voto podría fomentar la libertad de voto, el huír de la absurdez de la disciplina de partido, dígase también borreguismo.

En el fondo el mundo no se ha hundido, este país sigue andando. Claro que si el resultado fuera conocido, este país lleno de chupópteros y aprovecha'os metería mano, la anarquía se apoderaría del país, el nivel de entropía es elevado, el sistema es inestable, no convergería jamás al autogobierno. Vamos, que funciona porque no saben (sabemos) quién va a ser el "jefe de todo esto" que si no, ya veríamos.

Así que como seguimos teniendo borreguismo electoral, disciplina de partido y mierdas similares, debemos volver a votar, seguir amartillando el mensaje, que como decía Asfalto, "la letra con sangre entra". Hay que evitar la abstención que mezclado con el borreguismo le dará la plaza al rebaño más grande.

PS, hoy paso de referencias, están en los periódicos, no es difícil.

Suena "Días de escuela" de Asfalto