viernes, 27 de mayo de 2016

Viajar


Suena "Burn" de In this moment


Mucha gente piensa que esto de viajar es "cool", exótico, chulo... vamos, la leche. "Joder, tío, te pagan por viajar". No les quito la razón cuando viajas por placer, con amigos, familia o solo, da lo mismo. Pero otra historia muy diferente es cuando viajas por trabajo. Por trabajo, no por negocios. Yo no hago negocios, yo no firmo contratos. Lo mío es mucho menos onírico. Me gusta lo que hago, eso también. Si no, este ritmo no se aguantaría, por lo menos yo no podría. Pero hay algunos mitos que conviene romper, al menos para los que viajar como yo, unos 10 días al mes. Ya he hablado de lo que hago. Básicamente creo soluciones a necesidades específicas. Analizo requerimientos, busco la (que yo creo) mejor solución, y pongo la maquinaria en marcha para ejecutar en función de ese plan. Y así al siguiente y a otro y... bueno, pues eso es lo que hago. Para ello, tengo que hablar con mucha gente, leer entre líneas, deducir, interpretar y, sobre todo, validar las propuestas. El principio y el fin de este proceso suele funcionar mucho mejor cuando estas cerca de la gente. Por teléfono o por videoconferencia no se logran los mismos resultados, al menos no en la mayoría de las veces.

A lo que iba, vamos a romper mitos, de forma no muy estructurada, pero es que estos días estoy así.
Esto de viajar no es cool, es cansado. Lo siento. Jet-lag, horas sentado en un avión, colas y más colas. Aeropuertos, alquiler de coches, taxis, hoteles. Sightseeing? Pues es que por eso no me viene nada, casi nunca (alguna vez si, pero una de cada veinte?)

Los aeropuertos son exóticos la primera vez, cuando te sientes en ellos como en casa de tus padres, donde sabes dónde está todo pero que no es tu casa, pues dejan de tener encanto. Cuando esperas la cola no piensas que te espera el placer, el descubrimiento, pasear por calles o visitar. A ti, que viajas por trabajo, te espera el trabajo. Gente que está esperando que llegues para ponerse a currar, estrujando los segundos que tienen tuyos y que, a veces, olvidan que tu estás cansado. Es así, y lo entiendo. Pero tu llevas 16 horas levantado (y si no duermes en los aviones, como me pasa a mí, pues aún más). No comentamos de los aviones, hay de todo y no hay mucha diferencia entre 10 horas sentado en un avión o en un coche o en un autobús.

Las colas, eternas. Yo paso por un aeropuerto al menos una vez por semana. Me conozco las normas, pero además, soy consciente del tiempo de los demás, así que leo bien las instrucciones. Todos los aeropuertos las tienen. Pero eso no es así para muchos. O no son conscientes del tiempo o no saben leer. No vayamos a pensar que son cabrones. Si te pone que te quites todo lo que llevas encima, cinturón, reloj (si señora, ese "peluco" que lleva con ayuda de carretilla también), gafas, chaqueta, zapatos o botas, el ordenador, los liquidos... Coño! Todo. Y no se pregunta si esto si o aquello no, la lista está bien visible. Yo paso el control de seguridad, desmonto mis cosas, el arco y recojo en el tiempo que otros se plantean si el cinturón si o no. Además lo de respetar las colas no lo llevamos dentro, como raza. Los humanos vemos un punto de confluencia y confluimos como masa hacia un agujero negro... allá vamos todos a lo bruto.

La soledad es tu compañera. Comes solo algunas veces, cenas solo algunas veces. O lo que es peor, las comidas y, sobre todo, las cenas, se convierten en eventos de trabajo, por lo que las horas de trabajo y el cansancio se acumulan. Es que una cena de trabajo no es un evento donde te puedas relajar, tienes que mantener alerta tu mente. Vuelves al hotel y estás solo. Te tomas una cerveza en el bar del hotel o en el de la esquina (por eso de cambiar de aires). La tele... pues eso, exótica. Yo me hincho a leer, y a escribir en el blog, y a mandar mensajes a mi Chule, que con los peques y las diferencias horarias de muchos de mis viajes no nos da para mucho más. Eso si, intento comprimir en esos mensajes todo lo que los quiero y los echo de menos.

Si conoces la ciudad vas a dar un paseo por lugares conocidos, aunque te sientas como en casa de tus padres, es conocido. Te da cierta sensación de tranquilidad. Si no conoces la ciudad, tu paseo es más un deambular medio-perdido (depende de tu sentido de la orientación, el mío es bueno) e intentas fijar las imagenes en tu cabeza (o alguna foto con el móvil). Me gustaría poder "reproducir" muchas de esas imágenes, lo que mi cerebro captó en los viajes, cuando vuelvo a casa, para poder compartir con mi familia lo que he visto. Eso si que sería un avance científico... eso y los teletransportadores. Aunque al final es lo que haces con la mayor parte de lo que ves en tu viaje. Lo intentas retener para poder contar las cosas a la vuelta. Pero no puedes. Cuando vuelves quieres aparcar el viaje y escuchar las mil anécdotas del día a día de los tuyos (al menos es lo que a mi me apetece).

Turismo? Pero si yo lo quiero es estar en casa cuánto antes! Y a mí me gusta hacer turismo, y mucho. Pero si pongo en la balanza estar con mi familia, con mi Chule y los pichurros, y el turismo... no se... es que siempre gana mi familia. Casos excepcionales los hay, como cuando tuve que ir a Tokyo y a Estocolmo dos semanas seguidas. Volver a casa entre los viajes era inviable (para pasar 12h en casa) así que me quedé el sabado en Tokyo. O cuando fuí a San Francisco. Reuniones hasta el viernes por la tarde y después el lunes por la mañana... no hay forma de hacerlo, así que me quedé el fin de semana en SFO y aproveché para visitar el valle de Napa. Pero si no, mi único objetivo es faltar el menor tiempo posible de casa, así que yo no me organizo viajes, me autoinmolo en palizas comprimidas de avión, trabajo y avión. Me fuí un lunes a Beijing para estar de vuelta el jueves por la mañana (despues de nosecuantas horas sin dormir). Fui a Melbourne saliendo un domingo por la noche (aterricé el martes a las 6am) y estaba de vuelta el viernes.

La vida social, los amigos, eso cuesta mucho más (algunos no entienden que esto de los viajes no es tan "guay"). Socializar exige que dejes las horas de sueño acumulado, el cansancio, la falta de ganas y te eches a la calle, con tu familia, con tus amigos, todos juntos... y aguantar eso de "Jo, tío, que acabas de volver de Beijjing, que chulo, no?"... pues Beijing es super chulo pero mi viaje no ha sido a Beijinb, ha sido a las oficinas de... Total, te callas y dices eso de "buash, super-chulo!":-D
En esto de la soledad andaba yo hoy. Cenando solo mientras leo un libro escuchando algo de música. A veces te quedas mirando al vacío del infinito que tienes delante hasta que te das cuenta que no está vacío y que quizás no sea infinito. Mis ojos se cruzan con los de alguien sentado unas mesas más allá. Está sola, no se si en ese momento o todo el tiempo. Su mesa es de 4, la mía es de dos. Pero no se ven los platos, cubiertos. Solo un vaso de cerveza, al menos hasta donde alcanza mi vista. Me pongo a mirar otra cosa, no queda bien que me quede mirando más tiempo. Ella vuelve a mirar por la ventana (que suerte, hay una ventana en su lado, en el mío una pared y un cuadro-foto de Anita Ekberg en "La dolce vita"). Al cabo de un rato, se levanta, se pone una chaqueta y sale del restaurante. Yo he vuelto a mi libro... sigo solo.

Suena "Filtered truth" de In Flames