lunes, 2 de mayo de 2016

La historia de hoy


El hombre que saludaba a las estrellas

Hace mucho tiempo, cuando las luces de las ciudades no nos cegaban y podiamos ver las estrellas en el cielo, hubo un hombre que saludaba a las estrellas. Las contaba, verificaba que estaban en su sitio un día tras otro, y hablaba con ellas. Las conocía por su nombre de verdad, al igual que a las constelaciones (aunque él sabía que las constelaciones sólo las veían los hombres). Y todas las noches, una a una, las saludaba. Les daba las buenas noches (a la hora de despertar) o las deseaba buenos días (al ir a dormir). El hombre notaba con gusto que las estrellas brillaban un poquito más cuando el las saludaba por su nombre.
"Hola Estrella Polar, hola Merak y Dube" "Buenas noches, Horus" "¿Cómo estáis, Alnitak y Alnilan en Orión?" "¿Que tal, Sirrah en Pegasus? ¿Y Andromeda?" 
Y así con todas, Leo, Escorpio, los gemelos de Geminis, la estirada Libra (que aún siendo tan estirada, también tililaba cuando el hombre la nombraba), Centauri, Caph en Casiopea, Mimosa y Palida con Magallanes, Perseo, Arturo, Vega, Atlas y las Pleyades... bueno, todas. Como ya decía, el hombre las conocía a todas y las llamaba por su nombre. Al acabar (que solía coincidir con el alba), el hombre volvía a casa, descansaba unas horas antes de volver a la Universidad. Las horas del día pasaban lentas para él pues estaba deseando volver a ver a sus estrellas.
"Bueno" se decía "mías no, yo sólo cuido de ellas y las doy algo de cariño, que siempre hace bien"

Un día, despues de saludar a Centauri y Perseo se dió cuenta de algo insólito... Había una estrella nueva! Esa estrella no estaba el día de antes, seguro. Estaba tan fascinado que casi olvidó saludar al resto de las estrellas. Volvió a casa y miró en los libros que tenía. Después, sin desayunar siquiera, se fue a la Universidad y busco más y más. Era imposible que esa estrella fuera nueva. ¿Podría ser? Una estrela para él, su estrella...
"Pero..." pensó "si es mi estrella, como me debo dirigir a ella? ¿Qué nombre tendrá? ¿Cómo se llamara?"... "Hmmmm, tengo que ponerle un nombre! Además, segun dicen los libros, si descubres una estrella, puedes ponerle tú el nombre"

Y, ni corto ni perezoso, se puso a pensar nombres. Pasó las horas del día pensando y pensando, pero no daba con un nombre. La mayoría estaban ya usados y alguno nuevo que se le ocurría no acababa de encajar. No, definitivamente no eran nombres para su estrella. Tan concentrado estaba en poner nombre a la estrella que las horas pasaron sin hacer ruido y el hombre pasó la noche en la biblioteca, paseando, en casa, pensando en nombres y olvidó aquello que hacía todas las noches, saludar a las estrellas. Las estrellas lo notaron, echaban de menos al hombre y aquel día brillaron algo menos.

Paseaba el hombre por el borde del mundo cuando fue consciente de la luz del día y se dió cuenta de lo que había pasado, había faltado a su cita por primera vez y se sintió muy mal por ello. Esa noche dejó de pensar en un nombre. "Ya se me ocurrirá" pensó. Y volvió a saludar a las estrellas y estas brillaron de nuevo con intensidad, unas suaves, otras intensas, otras parpadeaban. Al pasar por su estrella, dijo simplemente "Hola", no se le ocurría que más decir, estaba nervioso.

Llegó el amanecer y el hombre se quedó sentado bajo un árbol, medio dormido. Entonces vió una mujer que se acercaba a él y le dijo:
"Hola, mi hombre"
"Quién eres?" Preguntó.
"No lo sabes? Soy tu estrella, tu me has encontrado"
"Y... como te llamas?"
"Que más da? Soy tu estrella y tu eres mi hombre, no vale con eso?"
Entonces el hombre abrió los ojos. ¿Había sido un sueño? No lo sabía, todavía sentía a su estrella cerca.

Esa noche, como todas las noches, el hombre paseó saludando a las estrellas. Y cuando llegó a su estrella, se quedó un rato con ella, hablando, viendo como ella parpadeaba estando con él y sabiendo que sí, que él era su hombre y ella su estrella, y no hacía falta más.

FIN

PS, esta es la historia que he contado a mi pichurro (6 años) esta noche (en un alarde de inventiva)