... y de nuevo, como la vuelta del reloj, como una rueda, como nos gusta a los seres humanos (controlado, repetido, así nos sentimos más seguros) llegará el Lunes. En unas horas, no más.
Ya tengo mi mochila preparada para el trabajo (ordenador, cuaderno, cartera, iPod), el pichurro acabando de cenar (hoy está con gases, bastante molesto - se ve que las vacunas del viernes todavía le tienen tontorrón), nuestra cena casi lista y... nada, la cama y el despertador.
Cada vez se me hacen los fines de semana más cortos. No tengo horas suficientes para disfrutar, quizás en parte por el cansancio acumulado. Ya queda menos, para el primer finde largo y para Semana Santa.