domingo, 13 de mayo de 2018

De resaca


Literalmente. Anoche, para pasar la noche de música (alguna), coreografías (casi todas, aunque me quedo con Moldova), espectáculo mediático y un montón de mierda (sic) nos tomamos una botella de vino. Si añadimos otra noche de sueños movidos de mi peque, pues ahí tenemos el cansancio. Como el vino era bueno, no ha sido duro pero la cena-guarreo incluyó ardor de estomago cuando me levanté a ver a mi peque a eso de las 3am.

Bueno, que yo iba a hablar de Eurovisión y he empezado por la botella de vino 😎. Para empezar yo creo que deberíamos cambiar el nombre del certamen. Ya no es un concurso de canción (song contest) sino que se ha convertido en una superproducción mediática de ñoñerías, refritos enlatados (todo suena ya a algo parecido del año pasado o el anterior o el otro), composiciones (bueno, ya se que hablar de composiciones es elevar demasiado la supuesta calidad de la música) replicadas ya que al final son los mismos compositores una y otra vez. Quizás simplemente haya que aceptar que Eurovisión no es más un certamen de canción, sino un espectáculo (otro más) mediático multimedia donde se prima la producción, el montaje, el decorado, todos adornos de lo que solía ser lo importante, la canción. Porque entiendo el voto popular, de la gente en sus casas, a los que llama la atención el mediatismo que rodea cada segundo de la emisión, pero el voto del jurado técnico...

No me voy a meter con España (necesitaría otro blog para eso), con la edulcorada ñoñería que presentamos (de nuevo) pero al menos me gustaría hacer una reflexión mínima: Si queremos una actuación minimalista, tenemos que hacerla minimalista. Si vamos a concursar, tenemos que adaptarnos a cómo funciona esto. Incluyendo el fondo, el montaje, los encuadres de la cámara, quitar del medio al tipo ese que sujetaba el micrófono (si, si, ese que estaba al lado de la tal Amaia). Ahí vemos, por ejemplo, a los suecos o a los estonios, nos dieron mil vueltas. La próxima vez llevamos a Chiquilicuatre (otra vez) 🤔.


Sobre la canción ganadora, tengo que decir que me resulta difícil de digerir. Está bién que esto no sea la MTV o los EMA y que podamos emitir canciones sin censura pero la canción-protesta (mediatizada, que esto es solo mediático) me resulta cargante en el ritmo, y los ruidos, pedorretas y balbuceos me desconecta de la música. La pseudo-imitación (como ya he dicho todo huele/suena/sabe/aparece parecido a otra cosa de antes pero en versión barata) de Björk en Homogenic tampoco ayuda. Porque para pseudo-imitación mediática me quedo con Chipre, que al menos da para la radio y para el certamen Drag del año que viene en Tenerife 😉.



Claro que yo me quedo con los húngaros de AWS y su hardcore anti-estético. O con el registro de voz del de Albania. O con la canción-ñoña de Alemania, aunque suene/parezca a Ed Sheeran marca Hacendado (TM) 😂




PS, no, no he puesto a los españoles... ya he tenido bastante. Estoy de resaca...