... que nos vamos pero todavía no, que vamos a hablar (lo que no han hecho en 3 años), que vamos a negociar, que pedimos una mediación (¿de quién? ¿para qué? solicitar una mediación es reconocer el fracaso), que los fascistas son los otros, los de la máquina del fango (¿no es fascismo imponer la visión de un 30% de la población que ni siquiera puedes demostrar que sea un 30%?). Decía Bunbury: "los nacionalismos que miedo me dan"... de cualquier tipo, de cualquier bandera.
Al menos Rajoy ha reaccionado bien esta vez, que no las setecientas treinta y nueve veces anteriores que tuvo la oportunidad. La mesura (o la falta de reacción acalorada) ha sido siempre su especialidad. Siempre en lo malo, esta vez nos viene bien. Veremos el resto, espero que Sanchez y Rivera estén a la altura, ya perdí toda esperanza con Iglesias.
Todo esto se habría solucionado con unos políticos que no se preocuparan tanto de su asiento (y de su cartera) como de los ciudadanos a los que representan. Era sencillo:
- Formalizas un pacto de fuerzas políticas con un objetivo común, mejorar las cosas (¿no es ese el objetivo principal de los políticos?)
- Reformas la constitución (y aprovechas para limpiar algunas cosas que se quedaron a medias, que ya hace falta)
- Autorizas una votación con garantías de verdad (que voten más del 65% del censo y que el voto a favor del cambio suponga más del 65% de los votos emitidos o más del 50% del censo, por ejemplo)
- Haces una campaña informativa de las implicaciones de la independencia, permites que todos los ciudadanos puedan hacer oír su voz y evitas fascismos...
- Sale que no (aún antes del fatídico 1-O iba a salir que no)
Pero no, preferimos crear y sacar mártires del armario, preferimos vilipendiar y meter en una encerrona a aquellos que velan por nosotros todos los días, preferimos (disfrutamos) hacer sufrir a familias, amigos, vecinos, preferimos demostrar que somos el país de pandereta que la mala fama y los típicos tópicos insisten en colgarnos. Preferimos justificar el fascismo de unos y otros con adoctrinamiento ideológico en un lado y desinformación sesgada en el otro. Tanto monta monta tanto. Preferimos la vergüenza, porque somos así. Necesitabamos temas para las chirigotas de Cádiz.