lunes, 23 de octubre de 2017

A ver que nos depara el futuro


Aquí estamos otra vez en ruta. Seguimos con la incertidumbre, seguimos remando con la cascada al fondo (ya no es un rumor, es un ruido ensordecedor) mientras esperamos a ver cuál de las lianas podemos agarrar. Consume demasiada energía, estoy agotado. Los findes me parecen cada vez más cortos y los lunes cada vez más duros. No es el viaje en si (que podría serlo también) sino la situación general.

Suena "Here until forever" de In Flames


Ahora estoy en este impass a la espera de un desenlace que podría ser tan inmediato como esta tarde y tan largo como... prefiero no pensarlo.

Y a todo esto, la situación en España es cada vez más cirquense, llena de “fake news”, “fake truths” y “fake ...loquesea...”. Estoy harto. Creo que hoy Forges ha sido capaz de capturar en una viñeta el sentimiento de muchos, de la mayoría, excepto de esos energúmenos autoinflados exponentes del nacionalismo más absurdo, extremo. Estoy harto de que todos los días, a todas horas, se llenen las noticias, los periódicos, los muros de Facebook, los timelines de Twitter y similar (gracias que no tengo más redes sociales y mis amigos entienden que Whatsapp no es un foco propagandístico de ninguna de las corrientes) de la nueva fase, el nuevo paso hacia un agujero lleno de mierda, de unos y otros. Estoy cansado.


Suena "The day you built the wall" de Nevermore


Estoy harto de acusaciones de fascismo, cada cual mas fascista que el anterior. No hay presos políticos aunque las medidas me puedan parecer desproporcionadas. No hay represión ni control ni asalto a la autonomía (Cataluña es uno de los territorios del mundo -DEL MUNDO- con mayor autonomía, por encima de muchos estados federales). Es la consecuencia de cometer un delito aunque me gustaría ver como otros delitos en nuestra sociedad política actual son perseguidos con la misma pasión. Es el resultado de no respetar las normas del juego. Es el efecto de juntar una burguesía acaudalada con un par de antisistemas que desean desmontarlo todo, como desearían andar con taparrabos y forzar a todos a ello, por el simple hecho de ir contra la sociedad. Es como jugar un partido de fútbol y decidir, en medio del juego, que no te gustan las reglas y decides poner 20 jugadores en el campo, jugar con las manos y los pies y, cuando el árbitro os indica que estáis saltando las normas, decís que “os están reprimiendo, os privan del supuesto derecho a decidir”. Y además te llevas el balón. El resultado es cada vez más bochornoso. Insostenible y aún así, defendido por un porcentaje de la población de Cataluña, que se cree el adoctrinamiento de masas.

A todo esto hemos de añadir un cóctel de periódicos compartiendo su visión sesgada desde el burladero (nunca mejor dicho) a nivel internacional. Otra vez, en este viaje, la gente me preguntará “¿qué pasa en Cataluña, en España?”. Y yo contestaré lo mismo “Que un par de idiotas se han citado a la salida del cole a pegarse guantazos y nos han metido a todos en medio”.

Creo que al final de todo aprenderemos una lección. Somos idiotas. Hay adoctrinamiento generalizado, idiotizamiento de masas, borreguismo implantado en base a argumentos absurdos en los que, como en el experimento de control con chimpancés, nos apaleamos sin ni siquiera saber porque nos apaleamos. Somos ciudadanos del mundo. Aunque nos pese, aunque lo queramos obviar, aunque queramos evitar mencionarlo porque eso supone aceptar que somos minucias en la extensión del mundo, que banderas y nacionalismos no son más que escudos usados por una serie de politicuchos para encubrir sus propias mierdas e inmundicias, aunque nos cause agorafobia política y social.

Soy cuidadano del mundo,
cualquier país es mi país, extranjero en cualquier lugar