Bueno, lo hemos conseguido. Hemos entregado el proyecto que iniciamos este año a tiempo, según el alcance definido y cumpliendo todos los objetivos. Y como buen proyecto grande, hemos conseguido pasar por todas las fases del proyecto.
Lo tomamos con entusiasmo, cambiamos las reglas del juevo y demostramos que podíamos hacer las cosas de forma diferente. Nos duró el entusiasmo casi 9 meses. Según nos aproximabamos a las fechas de decisión (insisto, la parte de desarrollo y entregas seguía por buen camino), a formalizar lo que estamos haciendo, documentos, catálogo... entonces empezamos la desilusión. Todo son trabas, todo son pegas, todo es reventar lo que estamos haciendo porque es diferente.
Pero somos cabezones y seguimos adelante. los cabezas mandantes (que pensar, pensar, piensan poco) entran en modo pánico, ya que por algún motivo se les escapó que detrás de todo este trabajo, hay receptores que esperan entregas. Y empiezan a buscar culpables. Tengo todas las papeletas, puesto que yo he sido el que ha sembrado la semilla del pensamiento diferente. Y la caza al culpable fue efectiva. Destrozando todo lo que pilla por el camino.
Así que, como era de esperar, nosotros, que conseguimos entregar el proyecto, que plantamos las semillas de una forma de pensamiento diferente, que cuestionamos el status-quo, acabamos culpables, en el banquillo, mientras que aquellos que no hicieron nada y que casi nos hicieron descarrilar se llevaron todos los méritos. Nosotros sabemos quienes somos, y lo que hemos hecho 😎
