viernes, 22 de agosto de 2014

Tan difícil es de encajar las dos partes de un pestillo?


De verdad, no puede ser tan difícil. Lo presentas sobre la puerta y el quicio, mides (o señalas) una linea, referencia en los dos elementos, marcas los puntos donde hacer los agujeros, atornillas y... listo. Y si tienes que hacer un agujero en el marco de la puerta (como en la imagen), aún más fácil...

Pues no! Llevamos 5 baños visitados en bares o restaurantes, baños de caballeros (si en el de señoras pasa lo mismo, jodidas están), y en todos la misma situación. Entras al baño con el peque, vas a cerrar la puerta (nada de intimidad, es que son tan pequeños que si no cierras con pestillo, corres el riesgo de recibir un portazo -digase del golpe con la puerta- cuando entre alguien en el baño) y nada, no hay manera. De hecho, alguno de ellos tienen ángulo entre las dos piezas!!! El pestillo mágico, según va avanzando, se retuerce en una curva imposible (sin pasar por fragua o por herramientas) para encajar en el cierre. O hay otros que pretenden camuflarlo en un descolgamiento de la puerta o en una hinchazón del marco (no cuela, de verdad, no cuela). En un caso, notamos la perseverancia del instalador, que pensando que el marco es más caro y difícil de cambiar que la puerta, decidió re-atornillar el pestillo en la inclinación absurda del cierre, con la mala suerte de encontrar que, al colocarlo en ese ángulo, el pestillo no se podía atornillar sin que diera en el marco al abrir la puerta, tras lo cual, a base de martillo y empeño, consiguió doblar el soporte del pestillo para evitar cambiar el marco (objetivo primero y último del empeño).

Así vistos, decidí hacer uso del pestillo más antiguo que existe, el pie en la puerta :)