sábado, 6 de noviembre de 2010

Por fin, Casablanca


Casablanca. La ciudad más grande de Marruecos (ese país donde agreden a periodistas españoles por contar la verdad del Sahara occidental), donde tienen la mezquita más grande (después de la Meca, claro) y, no muy lejos, una catedral neogótica en desuso. Si triangulan con la plaza de las Naciones Unidas, llegan al hotel donde he pasado el 95% de estos 3 días.

Reuniones y conferencias, en el mismo hotel, cena y cama. Al menos me lo ahorré en taxis (no todo lo que yo hubiera querido).

Mercedes blanco para llegar al hotel (el taxi del aeropuerto), Fiat Uno rojo para moverse dentro de Casablanca. Casas tras muros (donde se intuyen piscinas, comodidades) y alambradas. Escombros y palacios (o mezquitas o simplemente casas), contrastes... No me llego a enganchar a estas ciudades. No se si es el entorno o ellas mismas pero no conecto. Me siento como una gota de aceite en un barreño de agua... no me junto.

Yo creo que también tenemos un problema cultural, no nos entendemos. Por qué siempre tienen un trato rudo contigo (como a la defensiva), por qué un intento de engañar continuo (que no de regatear), no se, lo dicho, no me acabo de "ajuntar".

De vuelta a casa y hasta el próximo (que lamentablemente será dentro de muy poco) creo que voy a tener un par de días de relax, de hacer chapuzas en casa (que falta que hacen) y de disfrutar de mi familia y de mis amigos.