Bueno, llegamos al final de nuestro paseo por la "Big Apple". Hoy, día de despedida, nos damos un paseo por el MoMA.
La sensación del MoMA es un poco de sentimientos encontrados. Por un lado, muy bien. Por otro, muy mal. Os comento:
Llegamos y la organización de la cola, muy buena. Compramos la entrada y vamos a entrar cuando me dicen que tengo que dejar mi mochila en el guardarropa (según las normas ningún backpack ni bolso superior a 22x30 cm).
Mal. La cola del guardarropa no es tan buena. Además, me jodió mucho porque tenía mi cámara, la cartera, el iPod (el MoMa tiene los comentarios disponibles en la web via WiFi), los teléfonos... total, que tengo que meterlo todo en los bolsillos.. y entro y me encuentro que, por un lado, todas las mujeres tienen bolsos de más de 22x30 y pasan (bueno, eso no es novedad) pero empiezo a ver backpacks por todos lados. ¿Qué pasa? ¿Soy el único pardillo al que obligan a dejar la mochila? Pues no, tontos hay muchos en ambos lados (con y sin mochila). Mal 2.
Además, no hay mucho sitio para sentarse en las primeras plantas, salvo en la espera del baño y hace frío, bastante frío para ir cómodo en bastantes salas.
Pero quejas aparte, el MoMA está muy bien, las exposiciones son buenas y la organización, como todo en USA, muy lograda.
La pena es que había obras que faltaban, lo que nos dejó un sabor agridulce.
Dali (The persistence of Memory)
Van Gogh (The Starry Night)
y el Self-Aligning Ball Bearing de Sven Wingquist porque la exposición de diseño estaba siendo re-montada con obras nuevas.
Pero había otras, Las señoritas de Avignon, de Picasso (por cierto, calle de burdeles en Barcelona).
Klimt.
Bacon.
Tras el MoMA y la comida en un típico newyorkino (Cafe Metro) a base de pasta (es un sitio de comida rápida pero te la preparan en el momento, pasta, ensaladas, bocadillos calientes...) y, sí!, por fin! la famosa New York Cheesecake :D Dioooooos, menuda tarta. Una porción cada uno y nos salía por las orejas, que viva este poquito de gula.
Y de ahí, al hotel y al aeropuerto.