lunes, 17 de noviembre de 2014

Platinum, je, je, je!


No se cuantas veces llego a soportar la misma broma con respecto a mis niveles en las tarjetas de fidelidad de las compañías aéreas. "Jo, tío, ya seguro que eres Platino!" Y cosas similares (a veces con más o menos gusto, pero del mismo estilo).

Pues hoy voy a tirar por tierra uno de esos mitos.

Myth busted!

A duras penas consigo mantener Silver en las tarjetas que uso (Star Alliance y Flying Blue), y me olvido por completo de One World (desistí al ver que ida y vuelta a SFO no conseguía acercarme a beneficios aceptables). A ver, seamos sinceros, lo único de las tarjetas son los beneficios obtenibles. Por ejemplo, en Lufthansa Miles & More, con 50000 millas tienes Silver, pero no sirve para nada (bueno, te dan más puntos, pero estás igual que sin ella). En Flying Blue (Sky Team) ser Silver tiene beneficios: tienes embarque preferente, tienes derecho a más equipaje gratis, pagas menos por las salas VIP (con Gold es gratis, pero seamos sinceros, no llego a Gold). Ser Silver en Flying Blue son 15 vuelos o 25000 millas, y yo no llego ni al 50% de las millas. En Star Alliance (con SAS) al menos ser Silver te da algunos beneficios, aunque solo sea en los vuelos con SAS. Y ser Gold son 50000 millas, que no las 100000 de Lufthansa (no, no te dan las mismas millas en unos y en otros pero otro mito, en Lufthansa no te dan el doble que en SAS).

Suena "Deceiver of the Fools" de Within Temptation



Para llegar a terrenos excelsos del Gold (ya digo que Platinum me da la risa) hay que pegarse al menos un año paliza de vuelos (más, todavía más), que sean vuelos largos (hay que cruzar charcos grandes), hay que hacer vuelos que no sea en la clase superreducidademierda turista, algún Business Class ayuda y, sobre todo, concentrar vuelos en un programa. Este año he mejorado con respecto al año pasado y "solo" estaré fuera de casa 60 días versus los 86 días del año pasado (aprovecho para recordad que son 222 días laborables). 

Suena "Hyperballad" de Björk y pienso en mi Chule, camino de Estocolmo.


El plan de esta semana es razonable, casi tengo peor la agenda de cenas que la de trabajo. Además, vuelvo el jueves por la noche, listo para la agenda social del peque el viernes ;)

Suena "On my sleeve" de Creed




¿Cuántas veces el resumen de mi viaje es reuniones y más reuniones? Esta vez he de añadir reuniones y cenas y más reuniones y más cenas. Peregrinación habitual a Råkultur, Nipponian Ale incluida. Mola cuando la camarera (si, en Råkultur son camareras -casi- todas, pero muy tapadas ;) ) ya sabe lo que vamos a beber, como vamos a pedir. También cena en casa de una compañera y muy bien, aunque voy acumulando compromisos si la gente viene a España :D. El día que falta fue cena de negocios. Aprovechamos a ir a cenar con el CEO de una compañía que se ha incorporado al grupo recientemente. Fuimos al restaurante Fem Små Hus en Gamla Stan. La comida muy buena, el sitio chulo, sorprendente (varios pisos abajo con medias plantas, pareciendo un laberinto de una lámina de Escher) y la conversación buena. El CEO es un piloto de cazas de combate, que tiene sus aviones particulares y que sigue volando regularmente. Unos de mis compañeros también tiene el carnet de piloto, aunque no acumula muchas horas. Las anécdotas de vuelos, de cierres de espacio aéreo, de vuelos rasantes y maniobras de vuelo han llenado la conversación, nada de curro y se agradece (no, no me han entrado ganas de aprender a pilotar)

Suena "So what!" de Tesla



viernes, 7 de noviembre de 2014

Sin palabras


Acabo de ser testigo de un acto de egoísmo desmedido que simplemente, me ha dejado sin palabras. Lo siento mucho por mi hermano, no es una situación fácil pero me gustaría que alguien se parara a pensar lo que está haciendo.